Atina
Este fue otro giro inesperado que jamás habría predicho. Un hombre lobo le pedía a un vampiro que les contara sobre sí mismos. Si mis amigos vampiros en el salón me vieran ahora, menearían la cabeza con desconcierto, igual que yo estuve tentada a hacer, pero luego matarían al hombre lobo sin responder a su pregunta; tal era la antigua disputa entre nuestra especie. Cuanto más tiempo pasaba con Romeo, menos inclinada estaba a hacerlo. Era… divertido… por decirlo de alguna manera. ¿Cuándo fue la última vez que una persona o un vampiro me sorprendió? Sinceramente, no podía recordarlo. El tiempo se estiraba cuando eras inmortal. Los amigos del pasado se desvanecían en la distancia. Recordé la alegría que experimenté como humana con amigos humanos, pero había pasado tanto tiempo que parecía más el recuerdo de un sueño.
Dejando de pensarlo, dije: —¿Te diste cuenta de que tienes tres formas?—
Volvió a dejar el libro en su regazo; sus grandes manos hacían que las páginas parecieran pequ