—¿Cómo demonios logró atravesar las barreras? —gritó Hunter una vez más, sabiendo que no le gustaría la respuesta.
Kameron maldijo, sin dejar de pasearse por la sala de Hunter. —No lo sé. Alguien tuvo que haberlo ayudado. No pasó por ninguna de las estaciones de centinela, lo que significa que un miembro de la Manada lo ayudó voluntariamente.—
Hunter maldijo y luego golpeó su puño contra la pared, rompiendo el yeso.
—Hunter —susurró Jade y luego le puso la mano en el brazo. Él bajó la vista hacia la pequeña mano que se posaba sobre sus grandes músculos y suspiró. Su lobo estaba al borde del abismo, pero con su simple toque, se calmó. No del todo, pero al menos lo suficiente como para respirar un momento.
—Te vas a hacer daño. —Sonrió suavemente, pero no le llegó a los ojos—. Ya arreglamos una pared de esta casa esta semana, ¿de verdad quieres que sea cosa semanal?
Suspiró y atrajo a Jade hacia sí. Ella lo rodeó con los brazos y él exhaló, su lobo se calmó al sentirla. Ella lo tranquil