Hunter
—¿Quieres que te reclame, Jade?— Su voz estaba oscura por el deseo insatisfecho.
—Sólo quiero ayudarte, como tú me ayudaste —gemí.
—No —dijo con firmeza, apretando la mandíbula—. Perdería el control.
Él me soltó y se puso de pie, ofreciéndome su mano.
—Quítate ese vestido tonto y métete en la cama—, me dijo.
Me quedé de pie, mirando hacia arriba, hacia esos insondables ojos de color azul relámpago.
Parpadeó y entonces el aire a su alrededor se volvió ligeramente borroso.
Un momento después, estaba teniendo un concurso de miradas con un lobo enorme.
No pude evitar sonreír con asombro, aunque me molestaba que hubiera terminado la conversación tan abruptamente.
Extendí mi mano para acariciar el suave pelaje.
El lobo me empujó hacia la cama y me desvestí rápidamente y me deslicé entre las sábanas.
Un momento después, el colchón crujió cuando la bestia saltó a mi lado y enroscó su cuerpo peludo alrededor del mío.
Tenía la intención de permanecer despierto, de tratar de comprender qu