Leo.
Saludé a varios compañeros de la universidad, llegando a la barra, donde Tammy servía las copas, me saludó con un persistente “zorra”. Iba rompiéndolo todo con aquel corto vestido rojo, de pedrería, el cabello recogido en una coleta alta, con mis flequillos hacia delante.
Me pedí una copa y acepté los cumplidos de Abel, sorprendiéndome de encontrarle allí. Sonreí, divertida.