27.
Leo.
Hacía un tiempo que había colgado el teléfono, pero aún no había vuelto a la normalidad, y no lo hice hasta que Omar volvió del servicio, sentándose a mi lado, en aquel sofá.
- ¿Va todo bien? – quiso saber. Asentí, sin decir nada, dejando la copa en la mesa, abalanzándome sobre él, subiéndome encima, comenzando a besarle desesperada, importándome bien poco estar en un lugar público.
Necesitaba calmar la pesadez de mi corazón, olvidarme de Charlie, aferrándome a lo único que me hacía olvidar por unas horas.
Apoyó sus manos en mis nalgas, apretándome contra su abultada entrepierna, haciéndome comprender cuánto me deseaba, a pesar de todo.
No quería pensar en Charlie, no después de lo mal que me trató en l