24.
Me estaba perdiendo en el cuerpo de aquella diosa del pecado, iba a pecar, iba a caer en el abismo y a beneficiármela. Pero, el sonido del teléfono me salvó.
Porque habríamos tenido sexo de no ser por eso.
Sólo era papá, que hizo que el calentón se me bajase de golpe. Hablamos de cosas varias, y eso me ayudó a tranquilizarme, mientras Leo se levantaba de la cama, se ponía la bata y miraba hacia mí.
- Lárgate si no vas a hacerme nada – espetó, echándome de su habitación, mientras papá preguntaba al respecto. Me cerró la puerta en las narices, y yo lo agradecí. No era bueno que sucediese algo entre ella y yo. Las cosas estaban demasiado complicadas, así como estaban.
- Charlie no va a participar – escuché a Poli, hablando con Smith, c