VICTORIA
El amor es bonito cuando tienes a tu lado a la persona amada, como yo en este momento, en que me dejo consentir por mi hermosa familia, mis niños están actuando una pequeña obra para mí y Bastián, mientras él acaricia mi vientre, es domingo y se supone que deberíamos estar en alguna playa, pero la verdad, siento tan agotado el cuerpo, todo me da vueltas, no tengo ni apetito y lo disimulo con pereza de mujer embarazada, disfruto tanto de sus risas, de su ternura, tienen un brillo que ilumina cualquier lugar.
—Son perfectos.
—Son todo lo que nunca soñé, pero adoro tener. —Besa mi mano y deja su rostro sobre mi vientre; nuestro bebé baila, no niego que duele muchísimo, pero trato de disimular.
—Mami, ¿estás bien? —Todos se detienen a observarme, pero Bastián hace algo más práctico y a la vez tan adorable que dan ganas de llorar.
—Tienes que dejar descansar a mamá; sé que quieres ser futbolista, pero eso será cuando nazcas y entre todos hagamos un club de futbol.
—Sí, bebé,