VICTORIA
Hoy cumplimos, como dice mi esposo, ocho semanas de embarazados; estamos rumbo a algo demasiado emocionante, escuchar sus latidos finalmente, Decidimos esperar un poco para darle tiempo a nuestro bebé que crezca un poquito más; Bastián está sumamente nervioso.
—En cuanto escuche sus latidos, realmente se va a volver totalmente real, seré padre.
—Solo no quiero que no te desmayes; hay la posibilidad de que nos diga si es inclinado a niño o niña, dicen que hacen, no sé qué conteos y cosas como esas, avances de la ciencia, Yo ese día te dije, Estefanía, si era niña, y recuerdo que Sebastián sí es niño.
—No hay necesidad, sé que será una niña. —Lo regaño, no quiero que nuestro bebé se sienta mal porque su padre quería una nena, porque después de todo es una bendición, aunque tengo un secreto culposo, yo también lo quisiera así.
No digo nada, pero él sabe lo que pienso, de pronto siento un ligero mareo, cuando estamos caminando, pero Bastián no se dio cuenta porque justo en ese mom