31. COMPROMISO ROTO
EL REY
Claro que sé que mi hijo no es un santo.
Pero nunca imaginé que los rumores sobre su interés en la hermana de la señorita Margareth tuvieran un ápice de verdad.
Los pasillos del palacio son implacables.
El rumor se desliza entre las cortinas y las columnas como un espectro imposible de silenciar.
Cada mirada que me dedican los cortesanos lleva esa mezcla de falsa compasión y curiosidad morbosa que tanto detesto.
Mi reina está desconsolada.
Llora a escondidas, aunque pretende disimularlo detrás de los tapices del salón de música.
No quiere verlo. No quiere escucharlo.
Dice que Liam ha mancillado no solo su honor, sino el nuestro, el del trono mismo.
Y por primera vez en muchos años, la veo quebrarse de verdad.
Ya había hablado con él.
Lo escuché arrepentido, confundido, insistiendo en que "solo quiso arreglar las cosas", que "no pasó nada impropio".
Y aun así, aquí estamos.
¿Cómo terminó en esta situación?
Admito que la señorita Lizzy es una joven de innegable belleza; la frescu