30. BESO Y MISTERIO
MARGARETH
No puedo seguir escondiéndome del príncipe Liam.
La misma reina me ha hecho llamar, y tras conversar con ella, me fue imposible negarme.
La reina es una mujer que inspira respeto incluso cuando sonríe. Tiene esa mirada que parece verlo todo, hasta aquello que uno intenta guardar.
Me recibió con amabilidad, y cuando mencionó a su hijo, su tono fue casi maternal, cargado de esperanza.
—Sabía que si alguien podía darle una lección a mi hijo sobre cómo tratar a una mujer, esa serías tú —dijo con un orgullo que no supe si merecer—. Pero también hay que saber cuándo ceder, querida... o terminarás perdiéndote de bellas experiencias.
Su consejo fue dulce, pero punzante.
No respondí más que con una inclinación de cabeza y una sonrisa cortés.
Agradecí su confianza, y salí del salón con un torbellino de pensamientos.
Quizás tenía razón. Pero no quiero darle la oportunidad a Liam. Morir por su amor marca y por ello, no permitiré que aquellos sentimientos se recreen en mi corazón. Si t