Capítulo cincuenta y cuatro. Lo que viene después.
La vida no volvió a ser como antes. Pero tampoco fue lo que temían.
Pasaron dos semanas desde el cierre oficial del juicio, y aunque el nombre Byron seguía resonando en ciertos titulares, la intensidad mediática había disminuido. Las redes se habían volcado hacia nuevos escándalos, y la opinión pública, siempre voraz, había encontrado otros blancos.
El penthouse, por primera vez en años, comenzó a parecer un hogar.
Nicole subió la cremallera de una maleta pequeña mientras Millie daba vueltas por la habitación con su mochila rosa a la espalda.
—¿Ya está? —preguntó la niña, ansiosa—. ¿Nos vamos de vacaciones de verdad?
—Sí, amor —respondió Nicole, sonriendo—. Pero primero hay que pasar por la oficina de papá. Le prometiste que le mostrarías tu dibujo antes de irnos.
Millie asintió con fuerza y salió corriendo. Nicole se quedó sola por un instante, con la maleta abierta, mirando a su alrededor. Su ropa colgaba ya junto a la de Kyan. En l