Capítulo catorce. Las noticias vuelan.
Los días siguientes transcurrieron con una calma falsa. Nicole intentaba mantener la rutina, como si aquello pudiera alejar el miedo que empezaba a filtrarse en cada rincón de su vida. Pero incluso el silencio sonaba sospechoso últimamente.
Kyan se había vuelto aún más protector, rozando lo obsesivo. Había instalado nuevas cámaras, cambiado los códigos de seguridad y contratado a un equipo de vigilancia privada que patrullaba la propiedad día y noche.
—Esto ya no es una casa, es una fortaleza —murmuró Nicole un día, mientras cerraba las cortinas.
Kyan, sentado frente a su laptop, ni siquiera levantó la mirada.
—Eso es lo que necesito que sea, hasta que sepa quién está detrás.
—¿Y si no se trata de ti? ¿Y si es por mí?
Él la miró por fin. Su expresión cambió, tensa.
—¿Tienes enemigos, Nicole?
Ella dudó. Por primera vez en mucho tiempo.
Porque sí. Los tenía.
Esa misma tarde, mientras Kyan hablaba con sus abogados en el despacho, Nicole recibió un s