Capítulo quince. Ya no puedo más.
—Vaya… jamás imaginé encontrarte aquí —dijo la voz masculina a Nicole, mientras la sombra de un rostro conocido emergía de entre los pasillos del evento corporativo.
Nicole sintió un vacío helado en el pecho. Lo reconoció de inmediato, aunque el tiempo hubiera esculpido nuevas líneas en su rostro: Rodrigo Montes. El hombre que fue su error más grande. Su mayor miedo.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, con los labios tensos y la voz apenas audible.
—Vine a ver a un viejo socio… aunque parece que encontré algo mucho más interesante —replicó Rodrigo, clavando sus ojos en los de ella con una sonrisa ladeada que no alcanzaba a sus pupilas oscuras—. Me parece curioso que trabajes justo aquí, donde el flamante Kyan Byron acaba de comprarlo todo.
Nicole dio un paso atrás.
—No tienes nada que buscar aquí, Rodrigo. Lárgate.
—¿Tan mal me recuerdas? —dijo él, dando un paso hacia ella, bajando la voz—. Vamos, Nicole. Tuvimos buenos tiempos. ¿O acaso ya lo olvidaste todo