219. DANIEL Y EL JUEZ MALDONADO
DANIEL:
Reflexioné por un momento, calculando mentalmente los pasos a seguir mientras veía a mi padre, el juez Maldonado, abrir la puerta al escucharme hablar por teléfono. Me sonrió al verme más animado, sobre todo al escuchar lo que le había prometido a Ilán: luchar para ponerme bien.
—Dame una hora —le dije finalmente a mi primo—. Haré la llamada y me aseguraré de que todos se dirijan al lugar equivocado. Te avisaré cuando el camino esté despejado.
—Perfecto. Estaré esperando tu señal. Y Daniel... cuídate, por favor —me pidió mi primo y sentí que volvíamos a ser lo que éramos antes.
Tras colgar, me quedé mirando el teléfono, mi mente un torbellino de emociones. La anticipación de enfrentar a mi madre por última vez se mezclaba con la preocupación por Ilán y la incertidumbre sobre lo que descubriría. Con un suspiro profundo, comencé a prepararme para el encuentro que cambiaría mi vida para siempre.
No aparté la vista del juez Maldonado, que se acercaba despacio a mí. S