ILÁN:
Tomé los objetos con mis ojos fijos en la imagen borrosa pero inconfundible de mi hijo. Ivory se acercó a mí, apoyando su cabeza en mi hombro mientras ambos contemplábamos la primera imagen de nuestro bebé. Las lágrimas de felicidad brillaban en nuestros ojos, y por un momento, todas las preocupaciones sobre arpías y venganzas se desvanecieron, reemplazadas por la pura alegría de este nuevo comienzo.
Josefina observaba la escena con ternura, sabiendo que este pequeño milagro era un recordatorio de por qué luchábamos. El futuro, por primera vez en mucho tiempo, parecía brillante y lleno de esperanza.DAFNE:
En ese mismo instante, me encontraba en el Hospital General de la ciudad donde solía trabajar el doctor Herrera, acompañada de Eleonora y Geraldine. Escuchábamos con atención las noticias que nos proporcionaba la enfermera que