Capítulo 24

Ninguna de las dos mujeres allí sabía siquiera como poner a funcionar el horno, tuvo que cenar con panecillos, mientras los comía maldecía aquel hombre con el que se había casado, pues aunque no era cierto, ella lo creía culpable de su desgracia.

En el fondo sabía que esa situación se debía a los malos hábitos financieros de ella y su familia, pero para ella resultaba más fácil culpar a su esposo, ya lo odiaba, no pensaba que cargarle la responsabilidad de su desgracia hiciera alguna diferencia, pensaba como iba a solucionarlo, pero no se le ocurría nada.

Miraba el espejo que tenía en la parte de arriba en su habitación y en él se miraba a ella, preguntándole en qué momento había caído tan bajo, siendo una familia rica y de un prestigioso apellido, había pasado a no tener comida, a ser la burla de la ciudad y no solo eso, a estar casada con su enemigo.

Cuando recordó que tenía esposo, dijo que era su obligación responder por ella, se dijo que se levantaría muy temprano para ir a donde
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