Mundo de ficçãoIniciar sessãoPOV Lola
Camil fue la primera en hablar, con esa voz cortante que no dejaba lugar a dudas:
—Si vas a hacer esto, no puedes fallar. Una sola mirada equivocada, una palabra mal dicha, y Javier lo notará.
Tragué saliva, mirando mi reflejo. No veía a Lola. Tampoco a Mila. Veía a un fantasma a medio camino entre ambas. Y, aun así, una parte de mí sentía una satisfacción retorcida.
—Dime qué debo hacer —respondí, con los labios apretados.
Camil abrió una caja metálica y empezó a sacar brochas, bases, labiales. Nicolás, apoyado en su bastón, observaba en silencio desde un rincón. Su desconfianza era palpable.
—Mila tiene una forma de caminar, de mover la cabeza cuando escucha algo que no le gusta. —Camil tomó mi barbilla y me obligó a mirar el espejo&mda







