La declaración de Lee Jae-hyun fue un terremoto que sacudió no solo el mundo corporativo, sino también la sociedad coreana entera. Apenas salieron de la rueda de prensa, el caos se desató. Los periodistas, hambrientos de una historia tan explosiva, los acorralaron, sus preguntas lloviendo como granizo: "¿Es esto un matrimonio por amor o un intento de salvar la imagen de Haneul?", "¿Cómo responderá la familia Lee?", "¿Es la Señorita Kang una cazafortunas, como se ha rumoreado?", "¿Se ha roto definitivamente el compromiso con Choi Group?"
Jae-hyun, con una mano firmemente entrelazada con la de Ji-woo, la guio a través del maremágnum, su equipo de seguridad creando un pasillo. Sus ojos, aunque serenos, irradiaban una determinación férrea. No respondió a ninguna pregunta, dejando que su acción hablara por sí misma.
En las horas siguientes, la noticia monopolizó cada canal de televisión, cada portal de noticias en línea y cada foro de discusión. Los titulares gritaban: "El Heredero de Hane