Ella cuelga y miro el teléfono. Vuelvo a marcar su número y no contesta. Vuelvo a marcar y ella contesta.
— ¿Cuál es tu maldito problema?, —Casi grita y suena tan cansada y adolorida. —Son las cuatro de la mañana y tengo un bebé por quien dormir.Trago saliva, —Solo quería decirte que si hay algo que necesites, aquí estoy.— ¿Por qué?, —ella susurra— ¿Que por qué?— ¿Por qué no me dijiste que Mason era tu compañero, podrías haber luchado por él?—Dejó bastante claro que no me quería.—Me dijeron que no tenía pareja y que parecía tan dulce y guapo que no le di mucha importancia.Decidí curiosear un poco, —¿qué le pasó a tu compañero?—Simplemente se levantó y me dejó un día, —suspiró, la tristeza goteaba en su voz.— ¿De qué manada vino?Ella no dijo nada por un rato, —Él no era un hombre lobo.— ¿Un humano?, —quería que lo dijera.—No, no importa, —murmuró.