Gimo y tiro mi cabeza hacia atrás. Me da la vuelta y da un paso atrás para mirarme con una sonrisa en su rostro —Fue muy estresante. Tenía a Sebastian y yo peleábamos contra ella y, para ser una anciana, seguro que puede patear traseros. Ni siquiera pude ponerle un dedo encima.
Él se ríe —Apuesto a que no podrías pelear conmigo.
—Ni siquiera voy a pelear contigo por esto —gemí.
Mira por encima de mi hombro los increíbles ingredientes del mundialmente famoso sándwich de nutella. Él frunce el ceño, — ¿Y vas a sobrevivir con eso por el resto de la tarde?
Me encojo de hombros. —Te dije ayer que no podía cocinar. ¿No escuchaste lo que dije anoche?
Comenzó a moverse por la cocina —créeme, escuché todo lo que dijiste anoche y por suerte para ti, me gustas y puedo cocinar, —me dice y voltea la olla antes de colocarla en la cocina de gas.
— ¿Tienes una idea de qué cocinar? —Pregunto mientras saltaba sobre el mostrador.
—Te podría hacer la pasta al pesto con espárragos asados.
—