Julian se detuvo frente a la puerta del departamento de Kira, con Zoey y Leo detrás de él. El corazón le latía con fuerza, aunque no mostraba nada en el rostro. Tocó con los nudillos y, segundos después, fue Sol quien abrió.
—Pasa —le dijo con una sonrisa amable.
Dentro, el ambiente estaba más tranquilo que la tormenta de la noche anterior. Luka jugaba con sus videojuegos en la sala, mientras Kira preparaba café. Julian la observó con discreción: su cabello aún húmedo, su mirada algo cansada, pero su belleza intacta. Y esa imagen bastó para revolverle el estómago de nervios.
Kira los saludó con cortesía, aunque al ver a Julian, sus mejillas se encendieron de inmediato. Él le devolvió una sonrisa contenida, aún dudando si era bienvenido o no.
Cuando el café estuvo servido, todos se acomodaron en la pequeña sala. Leo sacó su carpeta, con un gesto profesional, y tras explicar que había investigado opciones legales para los papeles de Kira, soltó la bomba sin preámbulos:
—La opción más rá