DANTE
La respiración de Valentina era errática, sus labios entreabiertos mientras su pecho subía y bajaba con violencia. Sus ojos, oscuros y dilatados, miraban un punto fijo en el suelo, pero sabía que no veía nada.
El cuerpo del hombre yacía inerte frente a ella, con un charco de sangre expandiéndose bajo su cabeza.
El primer muerto de Valentina Morelli.
Se lo advertí. Le dije que si cruzaba esa línea, no habría vuelta atrás.
—Tenemos que irnos. Ahora.
Mi voz fue firme, sin un atisbo de duda, pero ella no reaccionó.
Tomé su rostro entre mis manos.
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