Ulrich apretaba a Alaric contra su pecho con el cuidado de quien lleva el corazón fuera del cuerpo. Phoenix caminaba a su lado, sus ojos escudriñando los corredores del castillo de Aurelia con precisión. Si fuera cualquier otro día, con el castillo en pleno orden, jamás habrían pasado desapercibidos. Pero en medio del caos del ataque del Norte, las personas corrían, gritaban, buscaban refugio, y nadie prestaba atención al supuesto “Rey Lucian” cargando un bebé en brazos, con una mujer de ojos llameantes a su lado.
El hechizo de disfraz era eficaz. A los ojos de todos, Ulrich era Lucian. Phoenix seguía siendo la misma. Y Alaric, con sus ojos azules brillando suavemente, dormía sin saber el peligro que corría.
Ulrich lanzó una mirada de reojo a Phoenix, con una media sonrisa.
— ¿Estás segura de que sabes a dónde vas?