Noelia
El agua caliente caía sobre mi piel mientras intentaba aclarar mis pensamientos. La ducha siempre había sido mi refugio, el lugar donde podía pensar con claridad, pero esta vez ni siquiera el vapor que empañaba el espejo lograba difuminar la imagen de Aidan en mi mente.
Cerré el grifo y me envolví en una toalla. El baño estaba cálido, pero un escalofrío recorrió mi espalda. Algo había cambiado en mí desde que conocí la verdad sobre Aidan, sobre lo que era. Un hombre lobo. Un Alfa. Palabras que antes solo pertenecían a la ficción ahora definían mi realidad.
Salí del baño con el cabello húmedo goteando sobre mis hombros. La casa estaba en silencio, demasiado silencio. Aidan había insistido en quedarse para protegerme después del incidente con la manada rival, pero habíamos establecido límites claros. Él dormiría en el sofá, yo en mi habitación. Fronteras invisibles que ninguno debía cruzar.
Me dirigí a la cocina para buscar un vaso de agua. La noche era cálida y la humedad del ba