Noelia
El sol se filtraba a través de las cortinas cuando abrí los ojos. Me quedé mirando el techo durante unos segundos, intentando ubicarme. Ya no era la casa de mis padres, ni mi antiguo apartamento. Era la casa de Aidan. Mi nueva realidad.
Me incorporé lentamente, sintiendo cada músculo de mi cuerpo. La noche anterior había sido intensa, con Aidan mostrándome aspectos de su mundo que jamás hubiera imaginado. Sus besos aún ardían en mi piel, como marcas invisibles que me reclamaban.
Suspiré profundamente. ¿En qué momento mi vida había dado este giro? Hace apenas unas semanas, era una mujer común huyendo de un pasado doloroso. Ahora estaba inmersa en un mundo de hombres lobo, compañeras destinadas y jerarquías de manada.
El aroma a café recién hecho me sacó de mis pensamientos. Me levanté y me puse una bata antes de bajar a la cocina. Aidan no estaba, pero había dejado una nota junto a la cafetera.
*"Asuntos de la manada. Volveré para la cena. Hay reunión de mujeres en la casa comun