En menos de lo que ella imaginó el hombre la estaba besando suavemente ella no se dio cuenta en qué momento sus manos pasaban por el cuello del hombre y se iba intensificando aquel beso que estaba prohibido, la vida de ambos podría estar en peligro si Landon los descubría.
-Lo siento, disculpe, dijo Marian apartándose estrepitosamente de aquel hombre que solo con un beso había logrado excitarla, como nunca lo había estado.
-Discúlpame Marian, me deje llevar, de verdad lo siento, decía el hombre mientras acomodaba su pantalón tratando de que su erección no fuera tan evidente.
-Está bien señor Vitale, no se preocupe, decía la chica cerrando los ojos intentando sacarse de la mente la erección de Omar, rosando su vientre.
-Salgamos por favor, de verdad, Landon puede aparecer en cualquier momento o su asistente Ruma, le juro que estaría en problemas serios si eso llegara a pasar.
- Prométame Marian que nos volveremos a ver.
-Por favor señor Vitale, salga.
-Prométanmelo Marian.
-Sí, se lo prometo, pero por favor salga. Decía ella bastante asustada.
Omar salió del tocador de damas los escoltas se encargaban de desviar a las personas al tocador del otro lado del salón, esto para que nadie pudiera ver a la señora Marian salir.
-¿Dónde estabas Marian?, va a comenzar el baile y quiero que bailes con Vitale, que por cierto se fue hace rato y no ha regresado.
-No Landon, no quiero bailar con ese hombre por favor.
-A qué diablos crees que te traje, si no fuera porque Vitale venía, habría venido solo e inventaría lo que fuera, que estabas enferma o indispuesta, vamos haz lo que tengas que hacer para conseguirme ese contrato.
-Por favor, no tienes idea de lo que estás haciendo.
Omar que se acercaba en ese momento, se comía a Marian con la mirada.
-Señor Vitale, que pena pedirle algo como esto, pero mi esposa se muere por bailar, yo ya me he tomado algunos tragos y creo que me siento un poco mareado, sería tan amable de bailar con mi esposa por favor.
Omar miró a Marian sin entender muy bien lo que sucedía, pero no iba a perder la oportunidad de tener aquella mujer entre sus brazos nuevamente.
-Si la señora gusta bailar conmigo, yo encantado de hacerle ese favor señor Drope.
Ofreciéndole la mano a la chica, la invitó a la pista de baile, en donde estaban ya algunas personas esperando a que el señor Vitale se hiciera presente.
Con los ojos Landon le indicó a Marian que caminara hacia la pista.
Omar sostenía la mano de Marian quien estaba temblando, ella realmente se sentía nerviosa.
-Lo siento señor Vitale, mi marido a veces tiene ideas como esta, sabe que desea que usted haga negocios con él, pero créame, no le conviene a no ser que se quiera ver en problemas.
-Yo lo sé, pero lo haré creer lo que sea con tal que me permita tenerla como ahora entre mis brazos, ya me conocerá, verá que no soy tan estúpido como su marido piensa.
¿Por qué tiembla Marian?
Aunque me muero por besar sus deliciosos labios otra vez, no la expondré delante de toda esta gente que se cree que alta sociedad.
-Lo sé señor Vitale, estoy segura que no me expondrá de esa manera.
-No me ha respondido, ¿por qué tiembla entre mis brazos?
-Creo que está de más que conteste a su pregunta, soy una mujer atada a un matrimonio.
-Ahora estas en mis brazos y es lo único que me importa, dijo el hombre atrayéndola hacia su cuerpo que sobre la camisa podía sentirse tonificado por el ejercicio.
Al terminar el baile, Omar llevó a la temblorosa Marian de vuelta a la mesa.
-¿Señora, usted a que se dedica, estudió alguna profesión?
-Sí señor Vitale, soy administradora de empresas, hace algún tiempo trabajé para la empresa de mi padre, el señor Walter Kent, en una empresa de construcción.
-De verdad, que pequeño es el mundo, la empresa de su padre realizó algunos trabajos para mi, algún día le contaré un poco sobre los negocios que su padre y yo teníamos.
Por cierto, necesito una administradora en mi empresa, sé que no necesita trabajar, pero siempre es bueno actualizar conocimientos.
Marian solamente sonrió, ella en sus adentros sabía que el trabajar con Omar Vitale, no era una opción para ella.
-Amor, que dices, no te gustaría trabajar para el señor Vitale, así te distraes y no pasas en casa aburriéndote con todo.
-Estoy bien en casa aburriéndome con todo Landon, dijo Marian mirando a Omar.
-Señora, ya ve, hasta su esposo está de acuerdo conmigo, sería bueno que se actualice, la empresa de su padre fue vendida hace algunos años, me imagino que después de eso no ha vuelto a trabajar.
-Así es señor Vitale, desde ese tiempo no he trabajado más.
-No se diga mas, mi esposita bella estará el lunes a primera hora donde usted indique Omar, dijo Landon con una confianza que hasta a Vitale sorprendió.
Omar no pudo evitar su cara de satisfacción al saber que tendría a Marian cerca suyo.
El rostro de Landon era de felicidad total, tendría a su propia esposa infiltrada en la empresa de quien él creía sería su socio.
-Lo ves mi amor, ya hasta trabajo tienes, que buena ha sido esta cena, de verdad que la caridad merece algunos millones de nuestra parte, dijo él llamando a uno de los anfitriones y dando un cheque por algunos cientos de dólares; estaba seguro que los recuperaría gracias a Omar Vitale.
Omar que estaba sentado al lado de Marian, pasó su mano por la pierna de la chica haciendo que esta lo mirará a los ojos.
-Él simplemente le giñó un ojo, haciendo que pareciera más sexi que nunca.
La chica no pudo más que sonreír.
-Bien señor Drope, señora Kent, ha sido un placer compartir con ustedes esta velada, estoy seguro que de esto saldrá algo realmente bueno, dijo Omar, ofreciendo la mano a Landon y dando un peso en la mano de Marian, haciéndola sentir un completo escalofrío en todo su cuerpo.
-Bien Marian, bien, hasta trabajo conseguiste, me parece excelente, aparte de que te mantendrás sola, estarás dentro de la empresa de Vitale, necesito saber todo acerca de este hombre, ya vámonos, no me interesa seguir aquí, dijo él tomándola del brazo.
Al salir del lugar, estaba Omar Vitale dando una entrevista, al ver pasar delante suyo a la mujer que hacía poco tiempo había besado, el hombre se quedó sin palabras, los reporteros voltearon a ver hacia donde el hombre tenía clavados sus ojos.
Él sonrió al verla pasar.
-Señores, creo que me algo llamó la atención más de la cuenta, continuaremos con la entrevista en otro momento, dijo el hombre riendo pícaramente.