Mundo ficciónIniciar sesiónEl círculo se formó con precisión ritual. Lydia marcó el suelo con sal y ceniza, trazando símbolos que pulsaban con poder ancestral. Erin colocó cristales en cada punto cardinal—cuarzo blanco para el norte, obsidiana para el sur, amatista para el este, jade para el oeste. Verónica tejió hierbas entre ellos—lavanda, salvia, algo que olía a tierra después de la lluvia.
Y yo me arrodillé en el centro, con Ash convulsionando en mis brazos, cada temblor sintiendo como un reloj contando hacia su muerte.
—El ritual de hermandad no es algo que se hace a la ligera— dijo Lydia, su voz cayendo en el tono formal de los antiguos—. Una vez que vinculamos nuestras magias, estaremos conectadas. Permanentemente. Sentiremos el dolor de la otra, compartiremos fuerza cuando sea necesario, y si una cae...
No necesitó terminar. Todas sabíamos los riesgos.
—¿Hay otra manera?— preguntó Vex desde fuera del círculo. No podía cruzar. Los hombres no podían, no para este ritual en pa







