Mundo ficciónIniciar sesiónEl territorio neutral se extendía como una cicatriz entre territorios en guerra. Ni árbol ni arbusto crecía aquí—solo piedra gris y tierra árida que no pertenecía a nadie y, por lo tanto, pertenecía a todos durante el Consejo Tribal.
Podía verlos desde kilómetros de distancia. Cientos de lobos convergiendo desde todas direcciones, sus estandartes ondeando como heridas de colores contra el cielo plomizo. Cada manada traía su propia historia, sus propias cicatrices, su propia hambre de poder.
—Respira— murmuró Vex junto a mí, su mano encontrando la mía bajo la capa—. Ellos pueden oler el miedo.
—No tengo miedo.
—Lo sé. Pero tu corazón está latiendo tan fuerte que puedo sentirlo desde aquí.
Tenía razón. Mi corazón golpeaba contra mis costillas como si quisiera escapar. Pero no e







