El grupo prosiguió con su viaje. Ya había pasado varios días días desde que se encontraron con el Alfa Sombrío. Las palabras de Raiden no podían salir de la mente de Aria. Princesa. Ese término la desconcertaba, provocándole una combinación de temor y curiosidad. Deseaba respuestas.

No deseaba esperar más. En una de esas muchas noches en las que se vieron obligados a buscar refugio, Aria no soportó más su inquietud mientras estaban sentados frente a una fogata encendida por Eidan.

-Raiden -dijo, mientras lo observaba con atención.

-Sí, ¿qué deseas? -contestó él con tranquilidad.

- Deseo respuestas -dijo ella sin desviar la vista-. ¿A qué se debe que me digas princesa?

Raiden permaneció callado por unos instantes antes de responder.

-Te lo he dicho antes... Te llamo así porque eso eres.

-¿Princesa? -preguntó Aria, incrédula-. Pienso que te has confundido o que estás cometiendo un error.

Él negó serenamente.

-No, Aria. No existe error. Tú eres la hija del Rey Ardean y d