Eirik estaba mal herido, debíamos ayudarlo, mi corazón se desangraba de angustia al verlo. Kael y todos los demás se habían como nubes grises después de una tormenta. De repente mi cachorro hizo un movimiento con su mano y un ser mítico apareció. Al principio me pareció una figura abstracta en medio de la niebla hasta que tomó forma de un caballo negro, tan negro como la noche. Bajamos del árbol y con todas mis fuerzas subí a Eirik en el caballo, una vez él estuvo sobre él, su cuerpo débil cayó de frente, abrazándose al cuello del caballo.— No te preocupes mamá, papá estará bien. – me dijo Aldan y desapareció como la niebla. Estaba tan cansada, pero no podía rendirme, debía llevar a Eirik a la aldea de Naya, a nuestra cabaña, ese era el único lugar seguro en el que podía pensar en ese instante. El caballo empezó a caminar como si silueta a donde ir, y yo solo pude
No podía moverme. Sentía el cuerpo congelado por dentro, como si el alma se hubiese replegado, demasiado asustada del peso que ahora caía sobre nosotros. Las palabras del abuelo de Eirik se repetían en mi mente como un eco maldito:“Nunca volverá a amarlos como ahora.”Después de días de sentirlo perdido por culpa de esos seres oscuros, Aldan había vuelto con nosotros. Eta como un grito de esperanza escuchado por los espíritus ancestrales. Eirik y yo no sabíamos si alegrarnos al tenerlo de vuelta a temer por eso. Todo era tan confuso, tan extraño como real. Mi cachorro, estaba acurrucado en el regazo de Eirik, respiraba agitado. Sus ojos... cambiaban por momentos. Se abrían y cerraban como si dentro de él dos voluntades pelearan por el dominio de su ser. Por momentos era él, mi pequeño cachorro… y luego, no. Luego era algo más complejo y extraño. Algo que me erizaba la piel.—Esto no está bien —murmuró Ei
El camino de regreso me pareció interminable.Cada paso que dábamos era como cargar con todo el peso de nuestras derrotas, como arrastrar las esperanzas que apenas nos quedaban. La luna brillaba sobre nuestras cabezas, fría e indiferente, bañando el sendero de un resplandor fantasmal. Nadie decía una palabra. Hasta el viento, eterno compañero de nuestras andanzas, había callado. Como si el mundo entero aguardara, conteniendo el aliento, el desenlace de nuestra travesía.Cuando finalmente llegamos a la cabaña oculta entre los árboles, el corazón me latía tan fuerte que apenas podía respirar. Allí nos esperaba el misterioso aliado. Aquel ser de mirada insondable que parecía habitar un lugar intermedio entre la luz y la oscuridad.Se levantó lentamente al vernos llegar, como si ya supiera todo lo que había ocurrido. Su figura envuelta en ropajes oscuros apenas se movió cuando susurró:—
Soy Lyra, la hija del Alfa Kaelen, y mi vida siempre ha estado marcada por las expectativas que pesan sobre mí, por las reglas que la manada impone, y por el destino que mi padre ha trazado para mí desde el momento en que nací. Tengo 21 años, lo suficientemente mayor para ser la futura esposa de un guerrero de la manada, lo suficientemente joven para seguir siendo su hija, pero nunca lo suficiente para ser yo misma.Mis ojos no brillan por amor, ni por deseo. Brillan por obedecer. El hombre con el que estoy comprometida es un guerrero fuerte y respetable, pero mi corazón no late por él. Sus gestos me parecen un recordatorio constante de lo que se espera de mí: ser una figura de poder, una líder, una mujer cuya vida gira en torno a la manada, que debe servir y no preguntar.Me miran como si fuera una joya, preciosa, de gran valor, pero atrapada en una caja de cristal. Y a veces, cuando las reglas se vuelven demasiado pesadas, me pregunto si esta es la
No puedo sacarme la imagen del hombre que las lobas murmuran. Mientras camino por el bosque, lejos de las miradas de la manada, mis pensamientos se desvían hacia esa figura que no puedo dejar de imaginar. El cazador. El ser al que todos temen, pero que, de alguna manera, atrae mi curiosidad de una forma que ni yo misma puedo entender.Las ramas crujen bajo mis pies mientras avanzo entre los árboles. Me he alejado lo suficiente de la manada, y la oscuridad me envuelve como una manta protectora. El aire es fresco, con un toque de humedad que llena mis pulmones, pero mi mente sigue nublada por la historia que escuché.Los ecos del viento me hacen pensar que tal vez sea solo una leyenda. Tal vez las lobas estaban sólo bromeando o exagerando, como siempre lo hacen. Pero en el fondo de mi ser, sé que hay algo real en sus palabras. Algo que me hace sentir viva de una manera que nunca antes había experimentado.Mis pasos se detienen. El aire se vuelve denso,
El amanecer llegó lentamente, pintando el cielo con tonos dorados y rosados. Aún con los ojos cerrados, podía sentir el calor del sol sobre mi rostro, como si intentara sacarme del abismo de mis pensamientos. No había descansado bien. Las preguntas sobre el cazador y la sensación de ser observada me habían acompañado durante toda la noche, como una sombra persistente.Me levanté antes de que alguien de la manada notara mi ausencia. Era un ritual que había perfeccionado a lo largo de los años: escabullirme antes de que las miradas inquisitivas y los reproches comenzaran. Mi padre siempre decía que un líder debe estar presente, pero ¿cómo podía liderar cuando ni siquiera sabía quién era yo realmente?El bosque me recibió con el mismo silencio expectante de la noche anterior. El aire estaba cargado de una extraña energía, como si los árboles susurraran secretos entre sus ramas. Mi piel se estremeció al recordar lo que sentí: esa presencia desc
La madrugada era fría y silenciosa, como si el bosque contuviera el aliento. El cielo estaba despejado, y la luna llena iluminaba el camino entre los árboles con un resplandor plateado. Algo dentro de mí me empujaba a salir una vez más. Era una fuerza inexplicable, un llamado que no podía ignorar.Debía salir de mi tienda antes de que el sol saliera, encontrarme con los primeros rayos volviendo a mi tienda, ni mi padre ni el vigía podían darse cuenta de mi ausencia. Mi madre y yo solíamos escaparnos al claro del bosque por un sendero secreto, era nuestro tiempo juntas, nadie más que mamá y yo.Caminé descalza para que no me escucharan, el frío de la tierra bajo mis pies trajo a mi memoria la voz de mi madre decir:— Ponte pronto los zapatos Lyra, o te dará catarro y tu padre nos descubrirá.Su risa pícara era música para mí. Mamá era mi mejor amiga. Mientras caminaba, mi respiración se entrecortaba con cada paso qu
La madrugada ya no era silenciosa para mí. Los ecos de aquella conversación con el cazador resonaban en mi mente, repitiéndose una y otra vez. La luna todavía brillaba, pero su luz ya no me parecía reconfortante, sino inquietante. La semilla que él había dejado en mi corazón crecía, alimentada por cada uno de sus misteriosos gestos y palabras.Sentí miedo de lo que sentía, así que decidí no volver al claro del bosque. No quería volver a verlo. Aunque, eso no era completamente verdad.Por las noches antes de cerrar mis ojos recordaba su mirada, y el toque de su dedo sobre mis labios. Era demasiado inquietante, tanto que me asustada. Nunca me había sentido así. El amor no era parte de mi compromiso matrimonial, mi prometido solo me hablaba para darme órdenes, como si yo fuera parte de su equipo de vigilancia. Él era un gran guerrero, un lobo fuerte y no era tan feo, pero no lograba sentir esa chispa con él. Al verlo solo sentí