MISIÓN HERMANITO.
MISIÓN HERMANITO.
Cuando cayó la noche, la mansión Dervishi estaba en silencio.
Las mellizas se habían ido horas atrás con los padres de Lucy. Aria había llenado su maleta con muñecas y Kiara con crayones y libros de dibujos, asegurando que “la abuela necesitaba más color en su vida”.
La despedida fue entre risas, abrazos, y promesas de llamadas diarias. Para cuando el auto se alejó, Lucy ya tenía el corazón dividido entre la nostalgia... y la anticipación.
Llevaba semanas planeando esa noche. Desde que habló con Mónica, su ginecóloga, y se hizo todos los estudios. Su salud estaba perfecta. El útero fuerte, los análisis limpios, había llegado el momento.
Las mellizas ya tenían seis años. Eran felices, sanas, llenaban la casa de gritos y caos, pero Lucy sentía que su familia aún no estaba completa. Tal vez era hormonal, tal vez emocional. O simplemente... quería vivir de nuevo esa locura de tener una vida creciendo en su vientre.
Esta vez con Eros más presente, sin amenazas, sin miedo,