EL MEJOR PAPÁ DEL MUNDO.
EL MEJOR PAPÁ DEL MUNDO.
Esa mañana, Lucy se despertó más tarde de lo habitual. Había sido una noche larga con Aria peleando con una pesadilla y Kiara queriendo dormir en su cama porque “su unicornio tenía miedo de la oscuridad”. Ya ni siquiera ponía el despertador. El reloj biológico de madre siempre ganaba, pero ese día, el silencio inusual en la casa la dejó dormir un poco más.
Se puso la bata, se recogió el cabello con una pinza y bajó las escaleras, esperando encontrar la cocina en paz, o al menos lo que Eros llamaba “ordenado” cuando cuidaba a las niñas. No esperaba escuchar risitas ahogadas ni el olor a… ¿tostadas quemadas?
—¿Qué demonios...? —murmuró en voz baja, al llegar al final de la escalera.
Y ahí estaban.
Eros, su marido, de espaldas a ella, en pantalones de algodón gris que colgaban peligrosamente bajo en su cintura. Estaba descalzo, sin camisa, con los músculos de su espalda moviéndose mientras intentaba revolver algo en una sartén. Sus tatuajes oscuros contrastaban c