ERRORES QUE NO SE OLVIDAN (III)
La mansión Dervishi dormía en completo silencio, salvo por el leve zumbido del aire acondicionado. Lucy se levantó a mitad de la noche por un vaso de agua, pero, por costumbre, terminó caminando por el pasillo rumbo a la habitación de una de sus hijas. Tal vez solo para asegurarse de que todo estuviera en orden. Aunque Kiara estuviera a punto de cumplir dieciocho, para Lucy seguía siendo su bebé. Igual que Aria, su melliza, y Zahir, su pequeño de seis años que aún dormía abrazado a su osito de peluche.
Abrió la puerta con suavidad, sonriendo apenas al ver el bulto bajo las sábanas. Iba a marcharse cuando notó que la ventana estaba abierta y el aire acondicionado seguía encendido a toda potencia.
—Esta niña… —murmuró, caminando hacia la ventana para cerrarla. Pero al pasar junto a la cama, frunció el ceño, el bulto no se movía, ni siquiera respiraba. Se acercó un poco más y alzó la sábana y su corazón se encogió al instante.
Kiara no estaba. Solo había u