C182- AQUÍ CONMIGO.
C182- AQUÍ CONMIGO.
La habitación era demasiado blanca y todo olía a desinfectante. Lucy estaba recostada en la cama, con la cabeza apenas ladeada hacia la ventana, los párpados pesados y la piel más pálida de lo que Eros recordaba. Las sábanas le cubrían el cuerpo hasta el pecho, y aunque su respiración era lenta y regular, sus ojos decían otra cosa.
Dolor.
Eros se detuvo en la puerta sin poder moverse, sentía las piernas entumecidas, como si al cruzar esa puerta fuera a quebrarse en pedazos. Y quizás lo haría. Porque allí estaba ella. Viva, pero herida. Y aun así, lo único que su mente repetía era que él debió haber evitado todo.
Detalló su rostro en silencio y sus ojos fueron al moretón oscuro en la mejilla izquierda, justo debajo del ojo, y por un segundo su visión se nubló de rabia y tristeza, una tan profunda que lo dejaba sin aire.
Tragó saliva con fuerza, y llamó a la puerta, y cuando ella giró el rostro, fue como si lo impactara un rayo, pero aun así cruzó la habitación en si