C146- ANHELO.
C146- ANHELO.
Mientras tanto, en su solitaria casa, Ava sostenía el teléfono, porque segundos antes una notificación la hizo mirar la pantalla.
Era un mensaje de una de las amantes de Julián.
“Cariño, ¿no te das cuenta? Él me prefiere. Te mando un saludo desde su cama.”
Ava sintió cómo la sangre se le helaba en las venas y el labio inferior le tembló. Esa mezcla de cólera venenosa y humillación la atravesó como un puñal.
Respiró hondo.
El silencio se rompió con el sonido seco de su teléfono al estrellarse contra la pared, el móvil saltó y cayó junto al sillón.
Se quedó paralizada, las lágrimas brotando sin aviso. Su vida estallaba en mil pedazos a su alrededor, y no había nada que pudiera detenerlo. Pronto sus sollozos se convirtieron en un gemido sordo, quebrando la dureza que siempre la definió.
—Maldito… —sollozó—. Maldito bastardo…
De repente, dejó de llorar y el dolor y la rabia se transformaron en una frialdad que le congeló el pecho. Respiró con fuerza, recogió el teléfono roto