Capítulo 35

El despacho de Rubén

Rubén estaba en su despacho, con las manos cruzadas detrás de la espalda, mirando por la ventana hacia los jardines de la mansión. La mente le daba vueltas y vueltas a las palabras de Cristina, a la risa de Isaac, a la incomodidad que sintió al escuchar a Elio cerca de ellos. Un nudo en la garganta lo estaba asfixiando.

De pronto, la puerta se abrió suavemente.

—¿Hijo, puedo pasar? —preguntó Ángela con voz serena.

Rubén giró y, al verla, esbozó una ligera sonrisa.

—Sí, mamá, pasa.

Ella se acercó despacio y lo observó con atención.

—¿Qué es lo que te tiene tan pensativo, hijo? —preguntó, colocándole una mano en el brazo.

Rubén respiró hondo y la abrazó con fuerza.

—Nada, mamá… no tengo nada.

Ángela lo miró fijamente a los ojos.

—Te conozco demasiado bien, Rubén. Sé que algo te ocurre. —Hizo una pausa y arqueó las cejas—. Dime, ¿quién es esa mujer que te tiene suspirando?

Rubén sonrió con cierta timidez y se dejó caer en el sofá, haciendo un gesto para que ella lo a
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