Mundo ficciónIniciar sesiónEl techo siguió desmoronándose en cascadas de concreto y acero retorcido. Las primeras cuerdas ya colgaban del boquete humeante, soldados descendiendo con precisión militar que hablaba de años de entrenamiento especializado.
Valentina no esperó órdenes. Su voz cortó el caos como cuchillo:
—¡Isabella, toma cincuenta mujeres al ala este! ¡Chen, evacúa a Gabriel ahora! ¡Ethan, conmigo!
Las operativas se movieron con coordinación nacida de cientos de misiones. Pero Tamara vio algo en sus rostros que nunca había visto antes: resignación. Sabían que muchas no saldrían vivas de este edificio.
La primera ráfaga de disparos pintó la







