Mundo ficciónIniciar sesiónEl contador seguía bajando implacable. 57... 56... 55...
Mei Ming se quedó mirando la pantalla donde el rostro de su abuela brillaba con frialdad institucional. Setenta años de vida reducidos a una ecuación simple: su existencia contra la de tres personas que compartían su sangre.
—No te entregas. —La voz de Valentina cortó el silencio tenso como navaja—. Encontramos otra forma.
—¿Qué otra forma? —Ethan verificó instrumentos con movimientos bruscos—. Nos derriban en cuarenta segundos. No hay maniobra que valga contra misiles tierra-aire a esta altitud.
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—Mei. —Tamara se arrodi







