Capítulo 54. Regresa… porque alguien está ocupando tu lugar.
El reloj marcaba las once de la mañana, cuando Greta salió de la mansión Valerián con el teléfono pegado al pecho, el ceño fruncido y las uñas clavadas en la piel.
Caminaba rápido, como si la rabia la empujara.
—¡Puto Ares Valerián! —escupió Greta, tambaleándose sobre unos tacones de aguja que ya no sentía—. ¿Me cambias por esa... esa copia barata? Juro que te vas a arrepentir… quizás es hora de llamar a la verdadera señora Valerián —siseó, mordiéndose el labio.
Miró el móvil.
Se lo pensó un segundo. ¿La llamo o no? Después de unos segundos, por fin se decidió.
Rebuscó en su bolso con manos temblorosas, buscando desesperadamente algo que le diera poder.
Su mirada se posó en una tarjeta de negocios simple, sin nombre, solo un número internacional. Lena se la había dado años atrás, durante una de sus fiestas salvajes y decadentes.
"Por si alguna vez necesitas contactarme sin que nadie sepa", le había dicho Lena con esa sonrisa de gata que siempre la puso nerviosa. Lena era mala, pero n