Capítulo 44. Lo sabrás a su debido tiempo.
Cuando Lyanna vio la escena, sintió que la tierra se abría bajo sus pies. El niño, en sus brazos, se agitó, sintiendo la rigidez súbita de su cuerpo.
Desde la puerta, Eleanor esbozó una sonrisa triunfal, sus ojos brillando con una satisfacción malévola.
Había sido testigo de cómo su hijo defendía a esa mujer con una ferocidad que la había herido hasta lo más profundo, pero ahora, la llegada de Greta era el recordatorio perfecto de que Ares no era un santo. Era su jugada maestra.
Pero el triunfo de Eleanor duró menos de un segundo.
Ares reaccionó como si le hubiera picado una serpiente. Su rostro pasó de la furia a una repugnancia gélida. Sus manos se alzaron no para devolver el beso, sino para empujarla. No fue un gesto suave, sino un rechazo violento, casi instintivo.
Lyanna sintió una punzada de celos, aguda y venenosa, pero la aplastó de inmediato. No era amor lo que veía en los ojos de Ares. Era furia. Furia pura y genuina.
—¡¿Qué diablos crees que estás haciendo?! —rugió, su vo