Capítulo 43. La línea que se cruzó.
Eleanor no podía creerlo, y mucho menos apartar la mirada de la mano de Lyanna, para ella eso era como mirar una traición personal.
—Esto no puede ser… —señaló con un dedo tembloroso—. Ese anillo…
Sus labios se apretaron.
Y luego explotó.
—¡Le diste el anillo de compromiso familiar de los Valerián a esa… zorra!
Lyanna sintió que algo se le partía adentro.
No por el insulto. Ella estaba acostumbrada. Si no, porque Ares se puso delante de ella sin dudar un segundo.
—¡Cállate! —rugió él.
Eleanor abrió los ojos, escandalizada.
—¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera?
Ares avanzó un paso amenazante.
—Ese anillo es mío. Yo decido a quién se lo doy. Me lo heredó mi padre a mí, para dárselo, a la mujer de mi vida.
—¿Y acaso es Lena la mujer de tu vida? Una perra que se acuesta con el primero que se le atraviese.
—¡Ya basta, madre! No voy a permitir que le sigas hablando así a mi esposa.
Eleanor soltó una carcajada amarga.
—¿Tu esposa? ¡Esta!
—¡Sí! ¡Mi esposa! ¡La mujer que amo! —siseó él,