Capítulo 28. Entre la verdad que arde y la mentira que salva.
El silencio fue brutal.
Ares quedó congelado, como si ella acabara de pronunciar la palabra prohibida.
Lyanna sintió cómo la sangre se le escapaba del rostro. Se llevó la mano a la boca, horrorizada por lo que había dicho. No quiso decirlo. No así. No tan directo. No tan desnudo. No tan suicida.
—Yo… lo que quise decir fue… —balbuceó, tragando aire como si se ahogara—. Hablé sin pensar…
Ares no parpadeó.
Ni respiró.
Ni se movió.
Era una estatua en la penumbra. Una estatua peligrosa. Una que, si se quebraba, la arrasaría con los pedazos.
Finalmente, muy lentamente, entrecerró los ojos.
—¿Lyanna? —repitió él, tan bajo que ella no supo si era una pregunta… o un aviso.
El corazón de Lyanna se desbocó. Sentía que su pecho quería romperse para escapar corriendo sin ella.
—Me refería a que… —Intentó corregirse, desesperada—, como no recuerdo nada, siento que no soy la misma. Que esa Lena se siente como otra persona… no que yo sea otra persona. Yo… solo quise decir eso. Que quiero ser esta ve