Capítulo 106. Los nervios de Lyanna.
La luz de la mañana se filtró a través de las pesadas cortinas de terciopelo, dibujando líneas doradas sobre la alfombra. Lyanna parpadeó, despertando de un sueño profundo y sin pesadillas.
Por un instante, la desorientación habitual la golpeó. No reconoció el techo alto, ni la lámpara de araña, ni la suavidad obscena de las sábanas de hilo egipcio. Pero entonces, giró la cabeza y vio la almohada vacía a su lado.
La almohada conservaba la huella de una cabeza.
La memoria de la noche anterior le llegó en un torrente de imágenes vergonzosas. El miedo a la oscuridad. La petición de que él se quedara. El sueño del bosque. Y el beso.
—Dios mío, lo besé —susurró, cubriéndose la cara con las manos, sintiendo que las orejas le ardían. —Me lancé sobre él como una desesperada y él tuvo que detenerme.
Pero, curiosamente, la vergüenza no venía acompañada de angustia. Había una sensación de seguridad en su pecho. Ares no se había aprovechado. La había cuidado. La había respetado incluso cuando ell