Al CEO Darkok se le parecía el corazón al ver a la madre de su hijo llorando tan desconsoladamente, ese hijo de puta la estaba obligando a casarse con él, pero eso era algo que no iba a pasar.

— Vamos Angelic, no me voy a ir de aquí sin ti, quiero que sepas que me arrepiento tanto de haberte dejado ir, no sabía la felicidad que tenía en mi vida cuando estabas conmigo hasta que te marchaste y quedé en completa soledad.

— Debes seguir con tu vida Dimitrir, cuidar de nuestro hijo, prométeme que no dejarás que nadie le haga daño, prométemelo.

— Te lo prometo, siempre los voy a proteger a ti y a él. Te amo Angelic, eres y siempre serás el amor de mi vida, quizás fue por eso que...

— Hay, pero que tierna confesión, un poco tarde para mí gusto, porque ahora están divorciados y tú gran amor se va a casar conmigo Darkok, tú puedes quedarte con tu hijo enfermo. Por cierto, que malos genes tienes, mira que tener un heredero enfermizo.

— ¡Cállate, no te atrevas a mencionar a mi hij