Pedida de mano.
El poderoso CEO Ivanov, que tenía fama de ser demasiado frío, hacia las preguntas precisas a su hijo. Necesitaba saber las respuestas a cada una de ellas, después de todo Donovan era su único heredero.
— ¿Estás diciendo que esa señorita tiene una propuesta de trabajo con la que ha soñado toda su vida, y que el bebé que le sembraste le está impidiendo tomarla y hacerla realidad?
— Tal cual lo dices, papá, esa es la ilusión más grande de Sofía, destacarse en el piano como artista. Tiene solamente unos días para decidirse.
— ¿Y tú la quieres, o solamente estás tratando de ser un caballero y responderle como hombre?
— Yo la amo, papá, Sofía es tan dulce, tan vivaz, es transparente, es una buena chica, ella es mi felicidad, solo que no confía lo suficiente en mi.
El padre nunca había escuchado a su hijo hablarle de que amara a una chica, Donovan era muy reservado con sus cosas personales.
— Si ella te ama, y tú la amas, dime, ¿Qué esperas para convencerla de que tenga a mi