El gran amor del CEO por su bebé y Angy.
El poderoso y frío CEO sabía que amaba a su hijo cuando estaba en la barriga de Angelic, pero verlo nacer, poder tocarlo, escucharlo llorar, lo hacía sentir tan dichoso como nunca antes en su vida.
— Mi pequeño bebé, soy papá, ¿Recuerdas mi voz? Eres tan bello... Tan extraordinario.
— Por todos los cielos, es igualito a tí, creo que no se me parece en nada. Eso no tiene sentido, yo lo cargué durante casi nueve meses.
— El es perfecto, mi heredero es el bebé más especial y bello del mundo.
— Nos tenemos que llevar al niño, el médico tiene que revisarlo. — Una enfermera se llevó al recién nacido.
Dimitrir secaba el mismo las lágrimas de Angy, un nuevo sentimiento nacía en su pecho, era la ternura que sentía por su bebé.
— Señor Darkok, debe salir, necesitamos atender a la madre, puede esperarla en la habitación que previamente rentó para ellos.
— Quiero quedarme.
— Dimitrir, deja que los médicos hagan su trabajo, ve a buscar la maleta del bebé a mi villa, no traje