Al pequeño Vladimir y al pequeño Lucano les tocó en el mismo salón, el mini demonio Lombardi Black, no estaba de buen humor, su madre lo llevaba de la mano, Stella esperaba que en la escuela su querido hijo ya no fuera tan huraño.

— Lucano, ya tienes todo lo que vas a necesitar en la mochila, te van a dar treinta minutos de recreo para que puedas comer una merienda con calma. Estudias mucho, y le pones atención a la maestra.

— Espero que tenga cosas interesantes que enseñarme, de lo contrario le diré que no tiene las capacidades para ser maestra.

— Lucano, no puedes hacer algo así, tienes que ser respetuoso con tu miss.

— Y ella tiene que estar preparada para enseñarme bien.

Los terremotos Mendoza estaban dos grados más arriba. La maestra apenas los vió llegar se persignó. Esos dos eran muy traviesos.

— Emiliano, Rafael, espero que este año no me den tantas quejas de ustedes, se los advierto, si no se comportan los voy a castigar duro.

El CEO Mendoza había sido lla