El apuesto heredero Darkok.

Rafaela se quedó atendiendo a Vladimir, él se hacía el consentido con ella. Apenas se quejaba la jóven ya estaba preguntando que le dolía.

Al jóven heredero le dolía todo, Rafi le dió el desayuno, por ahora solo le dieron un poco de fruta, gelatina, avena y jugo de manzana.

— Este desayuno es muy ligero, si te quedas con hambre puedo traerte algo de comer de fuera.

— No, está bien asi, no voy a estar en cama y comiendo mucho, tengo que cuidar la línea.

La ojiverde parpadeó por unos momentos mirando fijamente al herido.

— Pero si tienes un cuerpo perfecto, ¿De que estás hablando? Tienes que alimentarte bien, sobre todo ahorita que te están medicando tanto.

— ¿Te lo parece?

— Por supuesto, comer bien va a ayudarte a mejorar más rápido.

— Eso no. Lo de que tengo un cuerpo perfecto, ¿Te gusta mi cuerpo?

El heredero media uno con ochenta y cuatro, tenía unos ojos grises muy peculiares, bellos, profundos, y llenos de misterio, sus medidas eran perfectas, abdomen marca
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