CEOS que parecen conejos.
Los bellos ojos redondos y verdes de los gemelos Mendoza se aguaron, podían ser muy traviesos, fríos y huraños, pero adoraban a su madre, y su padre era su héroe.
— ¿Mamá está de acuerdo en que tengan otros hijos, papá? Yo no lo creo, ella nos quiere, lo dice siempre, le diremos al tío Emanuel lo que quieres hacer con nosotros.
— Emiliano, vámonos a la familia De León, mamá y papá, ya no nos quieren.
Se le escuchaba decir al pequeño Rafael. La familia De León, era familia de su madre, ellos eran muy adinerados y de abolengo.
— ¡No, mamá, adoptemos a los gemelos, no se pueden ir del país con la familia de la tía Emma. Míralos, son de buen ver y también son inteligentes, papá y tú pueden criarlos aunque vaya a tener otros dos hermanos, la mansión es muy grande, aquí podemos vivir todos!
Vladimir no estaba de acuerdo en que sus amigos se marcharan, ellos y Lucano, además del pequeño Sergey, y Donovan Lombardi, eran sus únicas amistades. Con los demás niños no tenía mucho de