Luna
¿Sabes esa sensación incómoda que se te instala en la nuca cuando todos te están mirando, pero nadie dice nada?
Pues así empezó mi día.
La sala del consejo estaba repleta. No solo por la cantidad de miembros reunidos —alfas, betas y unos cuantos del círculo estratégico de Vladislav— sino por la tensión que podía cortarse con una de esas dagas ceremoniales que colgaban en la pared. Había estado en reuniones tensas antes, en consejos familiares llenos de traición e hipocresía… pero esto era distinto.
Aquí, yo era la intrusa.